Monday, May 11, 2015

Voceadores en El Alto optan por una nueva modalidad de trabajo

Último asiento!, ¡último a la Pérez! es el grito que se escucha a diario de los voceadores, en la calle 2 de la avenida 6 de Marzo. Ellos están organizados en un sindicato para seguir trabajando con el transporte público en las rutas entre El Alto y La Paz.
Es la nueva forma que buscaron los anunciadores, luego que los choferes decidieran prescindir de sus servicios de parada a parada, hace cerca de cuatro años. El argumento de los conductores es que sus ingresos no les alcanza para pagar una jornada de ayudante, que es de Bs 80, además del desayuno, almuerzo o cena.
Sin embargo, los voceadores no han resignado sus posibilidades ni sus habilidades y se han apostado en la calle 2, donde existe más afluencia de minibuses. Se acercan al chofer y éste les da las instrucciones de las rutas y comienza una especie de competencia con sus colegas por llenar de pasajeros  los vehículos; al concluir, cobran entre Bs 2 y Bs 3.
Por su parte, los transportistas explican que al no incrementarse las tarifas de transporte, desde hace más de diez años, han tenido que comenzar a anunciar ellos mismos y en algunas ocasiones son ayudados por algún miembro de la familia, la esposa o los hijos.
Ingresos. De acuerdo con los testimonios de los voceadores, sus ingresos llegan por día hasta los Bs 100 e incluso puede alcanzar a Bs 150, dependiendo de la cantidad de minibuses que se logren llenar. En promedio, llegan a trabajar con 50 minibuses pero no sobrepasan los 70.
Según el secretario ejecutivo de la Federación Andina de Choferes 1° de Mayo de El Alto, Rubén Sánchez, el pasaje se mantuvo por más de 12 años en Bs 1 en El Alto. “Esto provocó que los choferes no tengamos los ingresos suficientes para pagar sus servicios, ya que se debe aportar al hogar y cubrir los gastos de operación del motorizado”, aseguró el dirigente.
En 2011, tras la cesación en sus fuentes de trabajo, tres colaboradores decidieron anunciar en este céntrico espacio y formaron el sindicato de voceadores de la Ceja, deste entonces forman parte de la organización 20 jóvenes de entre 16 y 28 años.
Los gritos de los voceadores se mezclan a la distancia con los ruidos de los motores, las voces de los vendedores, los pitos de policías de tránsito, música, bocinas y gente, en la transitada Ceja.
Cuando uno se acerca, los puede distinguir por los chalecos anaranjados y su persistente actitud de captar pasajeros.
Los pasajeros se aproximan por un lugar en el vehículo, éste se llena y luego ellos cobran, de esa forma continúan con su trabajo con la frente y la voz en alto.Esposas e hijas de minibuseros anuncian
Es común ver a mujeres trabajando comovoceadores en las diferentes rutas por las que circulan  los minibuses. Son las esposas, hermanas e hijas de los choferes, que aportan con su trabajo ante la imposibilidad de generar recursos necesarios para contratar a un ayudante en los vehículos de transporte público.
Los voceadores piden que se les otorgue un seguro
El secretario ejecutivo de la Asociación de Voceadores de la Ceja, José Patzi, afirmó que este sector pide al Ministerio de Trabajo y a la Alcaldía les apoyen para recibir algún tipo de seguro de salud y contra accidentes, ya que su herramienta es su voz y la utilizan de manera continua, por más de diez horas.
‘Hemos perseverado para que nos acepten’
Hace más de cuatro años estaba trabajando en un sindicato de minibuses, como voceador fijo. Antes te escogían por la fuerza de voz, la viveza al persuadir a los peatones para abordar un minibús e incluso si estabas aseado y presentable.
Pasó el tiempo y poco a poco vimos que quedaban pocos voceadores, en la ciudad han debido haber al menos unos 5.000, pero casi todos, me animo a decir el 90%, han quedado sin este trabajo. Otros, al ver que ya no había espacio, han decidido convertirse en choferes, por eso también hay mucho minibús.Decidimos entonces anunciar solo en un punto fijo y cobrar ahí mismo, al principio no aceptaban, pensaban que queríamos ir con ellos por todas las rutas.Perseveramos mucho, pero nos aceptaron, lo logramos poco a poco, pero no todos quieren que les ayudemos, ustedes podrán ver que incluso aún ahora hay choferes en la calle 2 de la Ceja que se bajan del minibús y anuncian, no permiten que nos acerquemos. ‘Tengo una familia a la que amo, por ella trabajo’
Al igual que muchos de mis compañeros, yo tengo mi familia, tengo mi esposa y mis hijos, por ellos trabajo y tratamos de salir adelante juntos.
De manera personal estoy desde las seis de la mañana y me quedo hasta las ocho de la noche, pero aquí es un horario libre, los voceadores afiliados también estudian, atienden a sus hijos y hacen otras actividades más.
Si se preguntan por qué me quedo más tiempo, es que yo quiero ahorrar para ganar más dinero que me permita comprar un lote y un taxi, la intención es que yo les dé lo mejor de mí.
Muchos han pensado que aquí las personas que consumían alcohol o los inhaladores eran los que anunciaban, pero eso no es cierto, nosotros somos exvoceadores de sindicatos y lo que queremos es seguir adelante y superarnos.
Como toda persona, hemos formado un hogar y no podemos desatenderlos, incluso muchos tenemos una creencia especial en Dios, porque es Él quien nos guía, quien nos da fuerzas para seguir en este trabajo que tiene sus riesgos, porque los minibuses a veces aceleran.
‘El teleférico y el clima nos dejan a veces  sin usuarios’
La inclusión del teleférico como sistema de transporte es uno de los factores que nos perjudica, mucha gente se pasa de largo y es que se dirige hacia la Estación Roja de la zona 16 de Julio.
Otro de los problemas por los que atravesamos es la lluvia, cuando llueve la gente se pierde, es decir prefiere guarecerse primero en un edificio y cuando pasa, recién sale y por eso sufrimos.
Sin embargo, estoy orgulloso de este trabajo, nunca digas que es malo lo que haces, es lo que les digo a mis compañeros, sobre todo a los nuevos integrantes. En mi caso, éste es mi único oficio, de esto vivo y seguiré en este rubro, porque me doy cuenta de que me enseña mucho y ayuda a subsistir.
A mi hija de cinco años le digo que estoy orgulloso de este trabajo; como vivo de esto, debo estarlo, además no es un oficio malo.Hay gente, pasajeros que piensan que sabemos todas las rutas y se enojan cuando preguntan por un lugar específico y no les damos detalle, lo que hacemos es solo decirles a qué lugares llegará, pero hay que tener paciencia.

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