Wednesday, October 1, 2014

Video Los usuarios todavía no se acostumbran al Chuturubí

Subir a un Chuturubí, el nuevo bus que circula a lo largo del primer anillo, resulta ser toda una experiencia para muchos pasajeros. Primero, porque para encontrarlo o esperar que pase por alguna de las paradas se debe tener paciencia y tiempo.

Los cuatro nuevos buses que ahora están en servicio compiten con sus ‘hermanos’ de línea en desventaja, ya que uno puede llegar a ver pasar hasta diez micros para recién encontrarse con un Chuturubí, que es un rodado más grande que los demás, con una pantalla frontal que indica el lugar por el que está circulando y con novedades en su interior, que aún la gente no asimila.

El primer ‘escollo’ a eludir es la baranda metálica que uno enfrenta luego de pagar el pasaje al conductor. El aparato es un contador de personas, igual al que se usa en los ingresos de la Expocruz. El artefacto se convierte en el verdugo de quienes tienen unos kilos de más o llevan encima algún objeto (mochilas, bolsos y carteras), ya que más de uno se complica al cruzar esta barrera.

Una vez superado el obstáculo, el pasajero, aún sorprendido porque el bus tiene acondicionador de aire y luce impecable, pasa un segundo examen cuando quiere bajar. Sin saber que hay timbres y otros sistemas para indicar al conductor que se quiere descender, la gente aún grita:“¡Parada, maestro!”. Luego, pasan calores tratando de bajar por la puerta delantera, siendo que el descenso es por la puerta trasera.

El chofer

Pero si la gente aún no entiende el sistema del nuevo bus, los choferes que lo conducen aún actúan como antes. Paran donde se lo pide la gente o donde ellos encuentran pasajero.



Todavía está pendiente la promesa de que al menos el Chuturubí recoja y deje pasajeros en las paradas, para que el cambio sea completo .

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