Monday, June 1, 2015

Los taxistas de la noche: buscan ganar más enfrentando al peligro

El silencio, la oscuridad y la desolación eran dueños de las calles de Chasquipampa cuando Daniel Moncada sacó su taxi para empezar a trabajar. Aquella madrugada del año 2012 tenía un contrato para llevar a alguien al aeropuerto a las cuatro de la mañana, desde Achumani. Su reloj en el celular marcaba las 3.30. "Puedo realizar una carrera corta”, pensó.

Encendió su motor y manejó avenida abajo, donde observó puestos callejeros de comida. Fue entonces cuando, en la calle 46, dos varones y una dama alzaron la mano, solicitando su servicio. Como era al paso, el taxista aceptó, no imaginando que minutos después esas personas intentarían cogotearlo.

Peligros como éstos son parte del riesgo que corren los taxistas que optan por trabajar en la noche y las madrugadas, con el fin de ganar más recursos. No obstante, gracias a la experiencia, los conductores desarrollaron métodos para protegerse ante eventuales problemas.
Moncada recuerda que aquella madrugada fatídica uno de los hombres que recogió en su recorrido al aeropuerto empezó a estrangularlo, mientras el otro estaba afuera con la chica y otros jóvenes que aparecieron. "Cerré las puertas y aceleré el auto”, cuenta.

Iba a toda velocidad, tratando de resistir la violencia de su atacante. El cogotero, al ver que su víctima no cedería al ataque, se lanzó del auto en pleno movimiento.

"Ahora ya no recojo a más de dos varones porque es complicado defenderse (…). De la calle, recojo siempre y cuando sean parejita, si son más varones preferimos decirles que vayan en dos unidades”, indica Moncada, quien tiene 10 años de experiencia en este ámbito.

Max Quispe, taxista hace más de ocho años, sostiene que trabajar de noche tiene sus beneficios, pero que también implica un sacrificio. "El que quiere ganar bien tiene que sacrificarse. La tarifa nocturna es más alta, pero se tiene que ser constante”, manifiesta.

Otra ventaja de este trabajo es la facilidad en las horas de trabajo. "Los horarios flexibles me permiten mantener a mi hijito y recogerlo de la guardería a tiempo”, expresa Javier Collmo, chofer de taxi desde hace cuatro años.

Las tácticas

Conduce en la noche. Max observa cómo tres "pasajeros casuales” -como suelen llamar a quienes toman sus servicios de la calle- alzan la mano. "Buenas, ¿hasta la Aspiazu y 20 de Octubre?”, pregunta el cliente. "20 bolivianos”, responde el taxista. El hombre y una señorita se sientan atrás. Otro joven se acomoda adelante. No puede evitar sentirse nervioso.

"Tomo dos o tres personas, no más. Por lo general no llevo dos hombres juntos ni a quienes no me dan una dirección exacta. No puedo explicar cómo me doy cuenta del peligro, es algo psicológico”, explica Quispe.

Como Max, Daniel prefiere llevar máximo a dos varones juntos, mujeres o parejitas. "Evito llevar cuatro pasajeros. A lo mucho alzo dos varones, más de eso, no. Ya cuatro veces tuve intentos de asalto”, cuenta el taxista.

Moncada menciona que no se expone a ir a zonas alejadas o callejones. "Fregadito es, siempre te quieren llevar a una zona alejada y entre varios. No ingreso a callejones por seguridad. No subo mucho a El Alto, sólo en el centro”, manifiesta.

Javier señala que no recoge a gente en estado de ebriedad. "Tengo malas experiencias con la gente mareada. A veces buscan agredirte o no quieren cancelarte”, advierte.

Los taxistas que trabajan en la noche por lo general lidian con personas en estado de ebriedad, lo cual casi siempre les causa problemas.
"Primero no te cancelan, a veces te quieren sacar un cambio extra, se desubican donde viven, a veces se quedan dormidos en el carro y te tardas más de media hora intentando despertarlos o adivinar dónde viven”, indica Daniel.

A pesar de que utilizan la radio o aplicaciones para recoger clientes de forma segura, el riesgo siempre está presente. "Uno no sabe qué pasajero le va a tocar. Uno trabaja con la línea telefónica y aún no es garantizado”, lamenta Max.

Los beneficios

Sentado en el asiento del copiloto, el niño de tres años juega con el celular de su padre, Javier. Mira un video de fútbol que suena: "¡Y vamos, vamos a saliiiiiir... campeón!”, quedándose sentado en tranquilidad y haciendo comentarios de cuando en cuando.

"Trabajo en las tardes con mi hijo. Antes lo tenía que dejar hasta las seis de la tarde en la guardería, pero ahora puedo pasar tiempo con él. Sólo fines de semana trabajo de noche”, cuenta Javier mirando con una sonrisa al pequeño.

Taxistas apelan a las aplicaciones
Los conductores de taxi se sienten aliviados por contar con una aplicación en el celular para trabajar, porque, sostienen, les proporciona seguridad. "Me siento más seguro y tranquilo con la aplicación”, afirma Max Quispe.
El uso de aplicaciones les otorgó una forma de seguridad, ya que ésta indica los datos del cliente y del conductor. "Con la aplicación salen los datos del pasajero y también salen los míos. Es mucho más seguro. Los fines de semana que trabajo hasta las cuatro o cinco prefiero trabajar con Easy Taxi o central, no de la calle”, explica Daniel Moncada.
El monitoreo de los carros por GPS concede seguridad a los mismos conductores. "Yo disimulo con mi celular y hago como que modulo, diciendo ya está activado mi GPS, hago que el pasajero escuche y vea que el carro está controlado mediante satélite o se le está grabando”, menciona Javier Collque.
Por otro lado, mencionan que el uso de este tipo de tecnología facilitó el encontrar clientes. "Puedo cubrir la mayor parte de carreras que se pueda y saber quién es mi pasajero. Yo ya no quiero recoger pasajeros de la calle”, dice Quispe.

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