En la ruta hacia Quillacollo las paradas estaban situadas en la plaza Guzmán Quitón, en Cochabamba, y en la Bolívar, en Quillacollo.
Los pobladores realizaron largas filas para usar los buses, camiones y llegar a su destino.
Los transportistas de algunas líneas de Quillacollo estuvieron apostados en la avenida Blanco Galindo impidiendo el trabajo de los militares.
Colocaron “miguelitos” para desinflar las llantas de los vehículos. Tras resolver los inconvenientes los oficiales tuvieron que buscar paradas alternativas para continuar con el servicio.
Cerca de las diez de la mañana efectivos policiales intervinieron en el lugar y detuvieron al menos a cuatro conductores. Los choferes fueron acusados de agredir a los pasajeros y lanzar “miguelitos” en las vías.
Cerca de la plaza Bolivar se improvisó una parada de taxis. Las tarifas eran de al menos cinco bolivianos. Los pasajeros viajaron, incluso, en las maleteras de los vehículos por la necesidad de trasladarse a la ciudad. Cada vehículo trasladó a diez pasajeros.
Algunas camionetas también ofrecieron el servicio ante el repliegue de los vehículos del transporte interprovincial, que paró sus actividades desde el pasado lunes demandando un pasaje de 2.20 bolivianos a 2.50.
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