Friday, December 11, 2015

Eugenio Pomier, un pionero del transporte paceño

En 1932, cuando estalla la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, Eugenio Pomier Pinto tenía cumplidos los 26 años. Era chofer de oficio. Había hecho sus primeras armas en los tranvías que llegaron a la ciudad de La Paz en 1909, de la mano de la empresa The Bolivian General Interprise.


Al despegar el servicio de transporte masivo, a principios de 1930 llegaron a la sede de Gobierno los primeros colectivos, bautizados por los paceños como "chaucheros”, y Eugenio adquirió uno de esos vehículos para prestar el servicio desde el centro de La Paz hasta Villa Obrajes, hoy zona Sur, donde vivía con sus padres y hermanos.

Apenas habían pasado dos años desde que iniciara el servicio con su "chauchero” cuando se desató la Guerra del Chaco (1932 - 1935) y tuvo que partir rumbo al campo de batalla. Antes de ir al combate decidió "guardar” su vehículo para, a su regreso, continuar trabajando. Temiendo lo peor, enterró su colectivo en el patio de su casa de Villa Obrajes.


De chofer de Hans Kundt a fundador de sindicatos

Para gran felicidad de su familia, Eugenio regresó del campo de batalla sano y salvo, en 1935. Su oficio le había valido muchísimo para sobrevivir: diestro con el volante, se convirtió en el chofer del general alemán Hans Kundt, comandante de la tropa boliviana.

Apenas se instaló en su casa desenterró el "chauchero” y retomó su trabajo. Pero la experiencia de la guerra le había inyectado mayor ambición por lo que, junto a su primo Vicente y otros jóvenes que combatieron junto a él, fundó el Sindicato de Colectivos Litoral en Villa Obrajes.

"Regresó de la guerra y venía con más experiencia porque fue chofer de Hans Kundt”, cuenta su nieto Dieter García.

A finales de 1930, aproximadamente, Eugenio Pomier conoció a la que fue su esposa, Gabina Álvarez, con quien se fue a vivir a la calle Echeverría, que se encontraba a unos pasos de la Cervecería. Él estaba abocado completamente al transporte, mientras que su esposa se dedicó al oficio de la panadería. "Los abuelos tenían una panadería en la Echeverría”, añade Dieter.

A mediados de 1940, los dueños de la Kori cancha (hoy conocida como Villa Victoria) pusieron a la venta gran parte de sus terrenos a los trabajadores fabriles. Los Pomier se enteraron de la oportunidad y decidieron compra un lote.
"Era una canchón enorme, donde vivían carniceros y algunos fabriles. Las vacas se paseaban por aquí”, recuerda Benigno García, nuero de Eugenio Pomier.

Sindicato Villa Victoria

Gran parte del canchón era de propiedad de la familia Quintanilla Suazo, que decidió vender parte de su propiedad y otro tanto darla en donación a la gente que vivía en el lugar. "La esposa del señor Quintanilla Suazo se llamaba Victoria, por eso, en agradecimiento, la zona se llama así, eso me contaba mi abuela”, cuenta Jorge Solano, vecino de Villa Victoria. Solano también sabe que Eugenio Pomier es uno de los fundadores del Sindicato de Choferes Villa Victoria.

Es que ya en la "Villa”, con la visión que lo caracterizaba, Eugenio Pomier vio que el lugar pronto crecería y necesitaría de un servicio de transporte, por eso decidió fundar en su casa el Sindicato de Choferes de Villa Victoria. Lo hizo a mediados de 1960. Sobre la puerta de su domicilio, que aún sobrevive al tiempo, se ve la placa que reconoce el aporte de este paceño visionario.

"Este sindicato trabajó con los micros que trajo Banzer en 1977, los Dodge Marco Polo”, afirma Dieter García.
La mejor casa de la "Villa”

Eugenio Pomier se había convertido en un importante transportista, mientras su esposa Gabina continuaba con su negocio de la panadería en Villa Victoria, donde instaló un horno que generaba un gran movimiento. La fortuna les sonreía, por lo que fueron los primeros en construir una casa de dos pisos en la zona.

"Tenía una sala enorme en el segundo piso, donde se organizó las mejores fiestas de choferes y hasta de los vecinos”, añade el yerno de Eugenio que aún vive en la vivienda. Recuerda a su suegro como un hombre "muy recto” y "muy trabajador”, a través de cuya vida se puede contar algo de la historia del transporte de La Paz. "En el Sindicato de Villa Victoria tienen su foto como lo que fue, su fundador”, afirma.

Sus familiares dicen que Eugenio Pomier vivió más de 90 años. Hubiera llegado a los 100 de no ser por las enfermedades que lo consumieron, sobre todo las várices y los problemas gástricos que "se lo llevaron”.

Y los vecinos de la Villa aún lo recuerdan caminando por la zona, especialmente por la calle José María Asín, con su eterno sombrero diplomat, de esos que estaban de moda en los años 30.

De tranvías, "chaucheros” y colectivos

La Guerra del Chaco (1932 - 1935), en la que Bolivia se enfrentó con Paraguay por la defensa de sus riquezas petrolíferas en la región del Chaco, marcó un gran hito en la historia del transporte paceño.

Del servicio de taxis, "chaucheros” y tranvías, que tenían una capacidad limitada de transporte, se pasó a la primera experiencia de transporte masivo: los colectivos, que tenían una capacidad de llevar hasta 60 personas, se lee en reportaje "La Paz, de las recuas de mulas al teleférico”, publicado por Página Siete.

Los impulsores de este nuevo medio de transporte habían comenzado a organizarse durante la campaña del Chaco, pues muchos habían llevado sus vehículos, los famosos "chaucheros” a la guerra porque el Gobierno de entonces obligó a los choferes a ir a la contienda con sus vehículos.

Los primeros sindicatos de colectiveros que se fundaron en La Paz fueron: Litoral, que operaba con el colectivo 1 (amarillo), Eduardo Avaroa, que prestaba servicios con el tradicional colectivo 2 (azul), San Cristóbal, colectivo 3 (rojo) y Villa Victoria con el 5 (verde).

De acuerdo con La Guía de La Paz de 1948, en esa época en la sede de Gobierno transitaban 172 colectivos organizados en nueve líneas.

A finales de la década de los 60 comenzaron a surgir nuevos sindicatos, como Pedro Domingo Murillo, que aglutinó a conductores que, equipados con vagonetas, ofrecían el transporte puerta a puerta en Ciudad Satélite de El Alto, y fueron bautizados como "Los rapiditos”.

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