Monday, February 16, 2015

Falta control y ‘trameaje’ del sur al centro reina desde las 17.00



Desde las 17.00, dos horas antes de lo acostumbrado, choferes de minibuses que hacen el servicio entre el sur y el centro (Miraflores y San Pedro) imponen el “trameaje” y ni la Alcaldía de La Paz ni el Organismo Operativo de Tránsito ejercen control.

Así lo constató La Razón en recorridos efectuados en los cinco días hábiles de la semana, entre las 17.00 y 19.00, en los que pudo evidenciar que son contados los minibuses que llegan a sus paradas.

Desde las 17.00, decenas de usuarios que buscan trasladarse a distintos puntos del casco central y a otros vecindarios de la ciudad se vuelcan a las arterias troncales de los barrios de Calacoto y Obrajes.

Entre las 18.00 y las 19.30, horario de salida de los estudiantes del turno de la tarde, las vías colapsan. Las unidades del servicio público se abarrotan de personas, que en su desesperación abordan el bus, micro, carry o minibús que les deje lo más cerca posible de su destino.

“Antes, a las 18.00 encontraba minibuses que iban desde Obrajes hasta la avenida Armentia y me dejaban cerca de mi casa, pero ahora ya no porque solo llegan hasta el estadio (Hernando Siles), la plaza Uyuni o, en el mejor de los casos, al (mercado) Yungas”, contó Diana Moreno.

Los usuarios que tienen como destino la plaza Murillo, las avenidas Armentia y Montes y la Terminal de Buses acaban su recorrido en los tres puntos citados en el anterior párrafo.

Las líneas que se dirigen hacia San Pedro y que deben seguir por la avenida Max Paredes, el Cementerio o la Periférica, apenas llegan a la rotonda de la plazuela Belzu, situada al final de la calle González, y en pocos casos avanzan hasta la plaza Eguino.

La Razón abordó uno de estos automóviles y el conductor concluyó el viaje en la plaza Eguino, pero como olvidó quitar el disco, en el trayecto una decena de personas trataron de que pare para subir, aunque él no se detuvo. Sin embargo, en la esquina de la calle Graneros, ante una luz roja, lograron subir tres pasajeros.

El chofer, sorprendido, aceleró y la mujer que ingresó al último estuvo a punto de caer de espaldas. Los pasajeros reclamaron a coro y el chofer se justificó alegando que no era su ruta y que se iba “a dar la vuelta”. No había a la vista ningún agente de parada ni autoridad a quien quejarse.

Las rutas con más usuarios son las que pasan por la plaza Pérez Velasco, en el centro de la urbe, y aunque los automóviles deberían seguir hacia Pura Pura, Achachicala o Villa Victoria, no lo hacen y abandonan allí a sus pasajeros. Cuando el usuario ingresa a un minibús, ni el chofer ni el voceador (si hay uno) le aclaran dónde terminará el viaje

En cuatro oportunidades este diario observó que los transportistas aprovechan las paradas ante los semáforos para cambiar discos y letreros, incluso a la vista de los agentes de Tránsito y del personal de la Guardia Municipal de Transporte.

“Cuando uno está apurado tiene que tomar lo que más le acerque a su destino para llegar temprano. Son pocos vehículos y no nos queda otra”, manifestó Jaime Alanoca, un afectado por esta práctica.

El presidente de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de La Paz, Augusto Quispe, recordó que el Gobierno Municipal de La Paz se comprometió a hacer el control de las líneas de transporte, incluso con los guardias ediles en las paradas para asegurarse de que lleguen a su destino.

“Unos días han salido a las calles y han ido a controlar los puntos de ‘trameaje’, pero de un tiempo a esta parte han desaparecido. El problema no solamente es de los que vienen del sur al centro, sino de todas las laderas; en San Antonio, Villa El Carmen o Periférica es lo mismo”, apuntó.

El dirigente vecinal protestó porque pese a las observaciones, esta cuestión no pudo ser abordada con Julio Figueroa, exdirector edil de Movilidad, Tránsito y Vialidad, y anunció que solicitará una reunión con el secretario Municipal de Movilidad Transporte y Vialidad, Julio Salas.

Saúl Fernández, secretario de Conflictos de la Federación de Choferes de La Paz, admitió que el cobro de pasaje por tramos se impone desde más temprano y atribuyó el fenómeno a que a principios de año los conductores renuevan a sus directivas, por lo que no hay control.

“Este tema se sale un poco de nuestras (manos). Todos los sindicatos tienen controles sindicales, pero por el cambio ese tema se descuida, lo que aprovechan los compañeros para hacer ‘trameajes’”.

Guardia. Sin embargo, cuestionó que en las arterias de la urbe no haya presencia de la guardia vial ni de los policías de Tránsito.

“Ahora que nosotros no estamos, tampoco Tránsito y la Guardia salen a las calles. Por eso reina la intransitabilidad y los compañeros prefieren evitarse las trancaderas”, justificó el representante de los choferes.

Rubén Zegada, quien era comandante departamental de Tránsito cuando fue entrevistado, negó que la Policía haya abandonado los controles y manifestó que en este último tiempo se realizaron operativos debido a las denuncias de los usuarios.

“Los estamos haciendo, porque el ‘trameaje’ es como un virus que se expande en toda la ciudad”, aseguró.

El Secretario Municipal de Movilidad, Transporte y Vialidad reconoció que el cobro de pasajes por tramos es un problema irresuelto.

Sin embargo, informó que se reunió con todos los operadores de este servicio público para tomar acciones definitivas. “Vamos a terminar de elaborar el libro de líneas rutas y recorridos en los próximos dos meses, tiene un avance del 70%, que luego será enviado al Concejo Municipal para su aprobación. Con ello se podrá hacer el control”, precisó.

Mientras tanto, a los usuarios solo les toca aguantar y aguardar.

Persisten las quejas en laderas

Los vecinos que viven en San Antonio, Villa Salomé y adyacentes se quejan por el “trameaje” que mantienen los transportistas que prestan el servicio a sus barrios.

Los minibuses que se dirigen a estos barrios lo hacen desde la Pérez Velasco o plaza Eguino y de manera arbitraria desembarcan a los usuarios en el Cruce de Villas, desde donde se ven obligados a tomar otros vehículos hasta su destino final.

Similar situación atraviesan los habitantes de Villa El Carmen y Chuquiaguillo, pues, salvo algunas excepciones, los minibuseros llegan solo hasta la Plaza del Maestro y de allí deben abordar otros motorizados y pagar extra por ello.

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